Por ese entonces habían finalizado los primeros y todavía no estaba prevista la convocatoria de la segunda promoción. Por esta razón y mientras practicaba el surf en Australia, decidió entrar en contacto con Mariano Moreno, entonces director de la Escuela de Entrenadores de la Real Federación Española de Fútbol, y solicitarle información sobre la convocatoria de los citados cursos UEFA. En cambio tenía clarísima cual era la razón por la que daba por finalizado aquel ciclo en el club: «Es muy difícil liderar un grupo cuando no puedo plantearles a los jugadores el objetivo de jugar el play-off de ascenso». Hasta poco antes de su retirada como jugador en activo, era necesario afrontar los cursos de instructor de juveniles, entrenador territorial y entrenador nacional, a razón de uno por año y con cargas lectivas y prácticas, todas ellas presenciales, que requerían de una dedicación muy grande. Muy poco para aquello a lo que está acostumbrado tras sus experiencias en el mundo del ciclismo en carretera o de montaña. Abelardo, que hoy es el entrenador del Sporting de Gijón, jugó al fútbol con Luis Enrique durante casi todo el tiempo que duraron sus respectivas carreras.
Muchos de ellos habían sido compañeros suyos en el Sporting de Gijón, en el Real Madrid y en el Barcelona. «No puedo caminar normal», repetía a sus compañeros de aventura. Algunos de ellos, como Juan Carlos Unzué, José Ramón Callén y Toñín Llorente, le acompañarían muy pronto en su retorno al fútbol. José Ramón Callén no tenía experiencia en ese tipo de trabajo. Solo un tipo con tanto carácter, pasión, ilusión, capacidad de trabajo y sacrificio, chandal tottenham disciplina y autodisciplina podía alcanzar todos esos objetivos en sus cuatro años de desconexión. Parecían cuesta arriba. Pero aun andando, no podían resistírsele a un tipo hecho de semejante pasta. Las Rozas y con carácter intensivo, en períodos de tres semanas- quienes hubieran jugado al menos ocho temporadas en Primera División, lo hubieran hecho un mínimo de cinco veces como internacional con su selección absoluta o hubieran ganado el oro olímpico. Había hecho sus primeros pinitos como monitor en uno de los equipos del club que presidía su padre y estaba convencido de que ese era el mundo que quería vivir y del que quería vivir.
Vengo a proponer una forma de jugar que se parecerá en muchas cosas, pero que no será exactamente la misma. Sobre todo para esa gran parte de la sociedad que se interesa por una actividad determinada. Un tiempo en el que además profundizó en amistades que ya tenía y en el que incorporó nuevos amigos a su vida. Un tiempo después, mientras Luis Enrique se encontraba en Estados Unidos, el director de la Escuela de Entrenadores le llamó por teléfono para comunicarle que iba a convocarse la segunda promoción de los cursos UEFA. Entre carrera y carrera, entre reto y reto, Luis Enrique había tenido tiempo para su familia y también para sacarse el título de entrenador nacional de fútbol. Pep Guardiola iba a hacerse cargo de la plantilla profesional sustituyendo a Frank Rijkaard, y el banquillo del Mini Estadi esperaba a Luis Enrique. Aquel fútbol basado en la consistencia defensiva y en el contraataque que había aprendido de Ismael; los movimientos ofensivos, con diagonales y desmarques en profundidad, que le enseñaron García Cuervo y Ciriaco; la importancia de una buena colocación sobre el terreno de juego que Antić le machacó a base de fotografías; el fútbol de ataque, con amplitud y con profundidad, que trabajaba Beenhakker; los conceptos del fútbol moderno -incluido el aprovechamiento de los saques de banda- que recibió de Floro; la poesía del estilo que le inculcó Valdano; la aplicación de distintas velocidades a las fases del juego que le mostraron Robson y Mourinho; la obsesión por las transiciones que Van Gaal demostraba en todos los entrenamientos; la sencillez con la que Rexach interpretaba las ventajas e inconvenientes del sistema o las enseñanzas de Rijkaard sobre la presión eran muchas de las cosas que ya tenía aprendidas e interiorizadas.
Cuando finalizó el curso, todos los alumnos obtuvieron el título de instructor de juveniles, que les daba opción a dirigir a cualquier equipo desde las escuelas de fútbol hasta la división de honor juvenil. Eso, sin contar con la opción de comprar un dron, uno de esos artilugios voladores a control remoto, que permiten grabar imágenes aéreas. La primera, que se iniciaba un proyecto nuevo y la segunda, mucho más trascendente, que el club había sido sancionado por la FIFA a causa del incumplimiento del Estatuto del Jugador en materia de incorporaciones de futbolistas menores de edad. Pero más allá de esta circunstancia, se temía que los recursos presentados por el Barcelona, primero ante la FIFA y en última instancia ante el Tribunal Arbitral du Sport (TAS), no prosperarían y que por lo tanto el club no podría fichar jugadores en los dos siguientes mercados, en enero y en verano de 2015. En previsión de que fuera así-la sanción se confirmó el 30 de diciembre – había que contratar al mayor número posible de futbolistas, porque durante todo el año siguiente el club únicamente podría incorporar a su plantilla a jugadores recuperados de cesiones o formados en las categorías inferiores.