«Tiene que mejorar mucho en defensa», había dicho el entrenador barcelonista después del amistoso que el Barcelona perdió el 6 de agosto frente al Napoli. Ya había sido campeón en todas las competiciones de club -Mundial, Champions League, Supercopa de Europa, Liga, Copa del Rey y Supercopa de España- y ya se había colgado dos medallas de oro con el equipo nacional de su país: en el Mundial sub’19 de 2005 y en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. La eliminación frente a Alemania en los cuartos de final le hizo daño. Al final se pagaron 5,5 millones de euros por un futbolista que todavía hoy sigue siendo una incógnita. Xavi cumplió su partido oficial número setecientos con la camiseta azulgrana solo unos días después de que Messi regresara de Rosario, donde había llevado a cabo la parte final de su recuperación. Después de analizar el partido ante el Celta, recordar que su equipo había dispuesto de hasta nueve ocasiones de gol y que había estrellado cuatro balones en los postes, soltó una frase dirigida a los medios de comunicación: «Nos espera una semana simpática, interesante, porque se ha abierto la veda -en alusión a que la crítica se recrudecería con la segunda derrota consecutiva en el campeonato-, pero es responsabilidad de los jugadores, camisetas de futbol baratas mía y del club levantarse y ganar al Ajax».
Nadie te exigirá nunca que ganes todas las competiciones en las que participas, pero nadie te perdonará que hayas cerrado la temporada con el casillero de títulos a cero, por mucho que el equipo haya estado ahí, hasta el último partido del torneo, con posibilidades de proclamarse campeón. Prepara las acciones, se encarga de llevarlas a la práctica en los entrenamientos, realiza una charla específica para asignar las funciones a cada jugador en la previa de los partidos y durante ellos, cuando se produce una acción de falta lateral o de córner abandona su asiento en el banquillo y se va hasta el área técnica para dar instrucciones. Ese maridaje ha servido para que los periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión crecieran hasta convertirse en lo que son hoy, pero ha servido también como caja de resonancia para que, lo que solo era un deporte, se haya convertido en un espectáculo y en un negocio del que participan todos, pero especialmente los entrenadores y los jugadores profesionales. La defensa era la otra línea del equipo que requería de mayor atención. Quería a un jugador de mayor recorrido físico y con un buen desplazamiento de balón en largo.
El primero se produjo cuando todavía era jugador del filial del Sporting de Gijón. El chileno Bravo también era un fichaje de manual. Hubo quien vinculó la operación del fichaje de Vermaelen con la venta de Alexis Sánchez al club londinense. Después de trabajar sobre diversas opciones, Thomas Vermaelen (Kapellen, 1985) acabó por convertirse en el otro defensa central que necesitaba la plantilla. Ahora le tocaba dirigir a la primera plantilla del FC Barcelona, después de que lo hubieran hecho, consecutivamente y por este mismo orden, Frank Rijkaard, Pep Guardiola, Tito Vilanova y Gerardo Martino. Había estado en la agenda del FC Barcelona durante los cinco años en los que Juan Carlos Unzué formó parte del staff de Frank Rijkaard y fue, simultáneamente, la persona encargada de realizar los informes de los porteros para la secretaría téc- nica que comandaba Txiki Begiristain. El precio del traspaso fue de diecinueve millones de euros, aunque en determinados medios se sostiene que fueron diez millones, con unas variables de cinco millones más. Pero el precio que exigía el club italiano y las limitaciones presupuesta-rias del club hicieron inviable la operación. Quería ser central. Es zurdo; tiene capacidad para dar salida al balón; tiene llegada al área con- traria -aunque eso no es muy frecuente que suceda con los centrales del Barcelona-; es un buen especialista en las acciones de estrategia, tanto a favor como en contra -mide 1,92 metros-; es un buen marcador; es muy rápido y tiene una gran capacidad correctora.
«la central lechera» o dijo que todas las cámaras de televisión que había en la sala de prensa del Bernabéu debían ser de Florentino Pérez. Y los nuevos músicos de la orquesta tenían que adaptarse a las exigencias de un guion que, por otra parte, se había vuelto muy previsible. Reunía todas las condiciones que se requieren para encajar en el modelo. Bélgica, donde desempeñaba indistintamente las funciones de central y de lateral zurdo, sudadera tottenham se había dado a conocer en el Ajax de Ámsterdam. Más allá de que existieran dudas sobre el rendimiento futuro de Dani Alves y de que fuera interesante fichar a un segundo lateral para el caso de que se confirmara la sanción de la FIFA, el fiasco de la contratación de Alex Song para jugar en el centro de la zaga y la retirada de Carles Puyol hacían necesaria la incorporación de dos centrales de categoría. El FC Barcelona había tanteado la posibilidad de fichar a Jérémy Mathieu en el anterior mercado de diciembre, porque la esperada recuperación de Puyol no se producía.
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