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Al nuevo técnico holandés, que imponía la cultura del esfuerzo en todos los entrenamientos y partidos, iban a acompañarle los jugadores, muchos de ellos llegados desde la Eredivisie (Hesp, Reiziger, Frank y Ronald de Boer, Cocu, Boer, Kluivert, Zenden) y otros de etapas anteriores, ya consolidados (Guardiola, Luis Enrique, Figo, Rivaldo). Quizá fuera caro dada su edad y sus achaques físicos -suele padecer molestias en los tendones de Aquiles – pero cualquier otra opción habría resultado mucho más cara y el presupuesto global tenía que dar para otros muchos fichajes. Se hizo despacio, porque no había dinero para acometer grandes fichajes. Van Gaal se equivocó al regresar a un club que, presidido por Joan Gaspart, no tenía estabilidad, ni dinero para conseguirla por la vía de los resultados. Y como dos años en blanco -con lo que el blanco significa para el FC Barcelona- son demasiado tiempo, a Joan Laporta no le quedó otro remedio que dar por finalizado el período de la «autocomplacencia», como lo bautizó él mismo, e iniciar un nuevo proyecto deportivo, sin Rijkaard, sin Ronaldinho, sin Deco y, en principio, sin Eto’o. Pero Joan Gaspart había llevado al club a una difícil situación económica, en parte porque no supo gestionar el legado de Núñez, incrementado con los 11.000 millones de pesetas que le proporcionó la fuga de Luís Figo al Real Madrid, y en parte porque se empeñó en cerrar las contrataciones de Gerard, Petit y Overmars a precios sin justificación.

El legado de Van Gaal cayó en las manos de Llorenç Serra Ferrer, quien pretendió implantar el sistema 1-3-2-3-2. Era una mala idea, porque esa disposición táctica dinamitaba el juego de ataque por las bandas y en consecuencia atentaba contra los principios de amplitud y profundidad que el equipo había trabajado en la etapa inmediatamente anterior. Y de otro, se optaba por ensanchar el frente de ataque para conseguir la mayor profundidad posible. Sobre la técnica de los centrocampistas recaía toda la responsabilidad de la creación y los delanteros recuperaban los conceptos de la amplitud y la profundidad. El entrenador, sin embargo, tiró de imaginación y bautizó la construcción de mecanotubo con el nombre de EOT, siglas que significaban Estación de Observación Técnica. Núñez accedió a posponer su incorporación a la dirección técnica y el banquillo azulgrana, aun a riesgo de que el entrenador-puente no tuviera la misma filosofía ni defendiera el mismo modelo que se pretendía evolucionar. Pero el libro del hombre que había conducido al Ajax a conquistar su cuarta y última Champions League, en 1995, con un único gol del jovencísimo Patrick Kluivert, más allá de recuperar la filosofía por la que el club azulgrana apostaba clara y definitivamente, sudadera tottenham contenía dos novedades fundamentales.

El mismo tiempo que el equipo tardó en descomponerse tras haber ganado dos Ligas, una Copa del Rey y la Champions League de 2006, chandal tottenham en París y frente al poderoso Arsenal de Arsène Wenger. Pero Van Gaal quería ir más allá y afirmó que su objetivo era «disputar una final de Champions League con un equipo integrado por once jugadores formados en la cantera». 2012 (marcando también en la final ante Italia). Los socios y seguidores azulgrana estaban convencidos de que la pérdida de esos dos puntos sería determinante para el desarrollo final del campeonato, a favor del Atlético de Madrid. Máxime cuando el propio afectado por la decisión del entrenador no estaba dispuesto a echarle leña al fuego: «Nunca olvidaré al que me dio la oportunidad ni a los que confiaron en mí. La decisión de Núñez de poner fin a veintidós años al frente del club, la identificación de Van Gaal con su presidente y la idea, que le seducía, de dirigir a la selección holandesa acabaron con tres años de trabajo brillante, que había tenido su principal dificultad en el fuerte carácter del técnico, que nunca rehuyó el enfrentamiento público con algunos jugadores y que jamás quiso aceptar que sus disputas con los medios de comunicación solo podían acarrearle problemas.

Y cuando se vio contra las cuerdas, sin otra salida que hacer frente a una moción de censura, corrió a contratar al entonces exseleccionador de Holanda, de quien dos años antes había dicho: «Lo primero que pienso hacer cuando sea presidente es echar a Van Gaal». Aquella sinfonía duró dos años. A los dos les tocó cubrir el tiempo de espera hasta la llegada de Louis van Gaal, que con contrato en vigor con el Ajax -otra vez el Ajax- se negó a romper su compromiso con el club holandés. Contar con jugadores formados en el fútbol-base era algo que hasta entonces únicamente había hecho de verdad Cruyff: Milla, Guardiola, Òscar y Roger Garcia, Celades, De la Peña, Toni Velamazán. Necesitaba romper con todo lo que había hecho hasta aquel momento. Pero Louis van Gaal -que profesionalizó el concepto del staff técnico- o Frank Rijkaard ya contaron con equipos tanto o más numerosos que su plantilla de jugadores.