Y eso también es de aplicación a la selección española que se adjudicó la Eurocopa de Naciones de 2008, bajo la dirección de Luis Aragonés, y el Mundial de 2010 y la Eurocopa de Naciones de 2012, con Vicente del Bosque como responsable del equipo. Michels tomó el mando del Ajax a comienzos del año 1965. Hombre de un carácter muy adusto y de una disciplina férrea -la prensa española de la época le bautizó como «míster Mármol»-, está considerado como el padre de los automatismos en el fútbol. Aquel Ajax, del que Buckingham había puesto la primera piedra y al que Michels dio la forma de equipo invencible, siguió cosechando éxitos bajo la batuta del rumano Ștefan Kovács, con el que logró las Copas de Europa de 1972 y 1973. Además, ese trabajo de club tuvo una notable incidencia en la selección holandesa de la época (la denominada «naranja mecánica») que, aunque no conquistó ningún título europeo ni mundial, fue finalista en Alemania’74 y en Argentina’78, en ambos casos frente a los organizadores de la cita y, por lo tanto, en unos campos y en unos ambientes poco o nada favorables.
Así que en el verano de 1971, recién proclamado campeón de la Copa de Europa con el Ajax, Marinus Michels fue invitado a convertirse en entrenador del Barcelona, donde estaría hasta junio de 1975 y a donde regresaría en julio de 1976, tras un año de transición en el que Hennes Weisweiler sería víctima del extraordinario poder de Johan Cruyff. Hennes Weisweiler venía de fabricar al gran Borussia Moenchengladbach de la época, al que había cogido en la quinta división alemana y al que había coronado campeón de la Copa de la UEFA con una idea futbolística similar a la de Michels, pero apoyada en unas dosis de trabajo y disciplina que su antecesor no fue capaz de mantener cuando más necesario resultaba imponerla. Ya tenían en su poder el título UEFA Pro y podrían ponerse a entrenar a cualquier equipo o selección de cualquiera de los 209 países que forman parte de la FIFA. El partido finalizó con derrota de la selección por 0-2. Después, Luis Enrique tendría otros tres seleccionadores: Vicente Miera, con el que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92, Javier Clemente, con el que compitió en el Mundial de 1994 (recordado porque Tassotti le partió la nariz) y la Eurocopa de 1996, y José Antonio Camacho, con el que acudiría al Mundial de 1998 y al siguiente de 2002, donde Lucho jugó su último partido como internacional.
Aunque otros se llevaron la fama, Laureano fue el responsable de que los equipos de las categorías inferiores llevaran a cabo su proceso formativo a partir de la idea de que aprendieran todo lo que podía convertirles en futuros jugadores del primer equipo, con todo lo que eso iba a significar años después. El delantero no pudo llegar hasta octubre de 1973, cuando el equipo figuraba en mitad de la tabla y con un negativo: entonces se sumaban y restaban los puntos perdidos en casa y ganados fuera y se tomaban como referencia para entender si la trayectoria de los equipos era buena o mala. El argentino había sido imputado por un presunto delito de fraude fiscal y el brasileño era objeto de una querella presentada ante la Audiencia Nacional por un socio del club, Jordi Cases, que quería conocer las cifras reales de la operación de su fichaje. Buckingham trabajó siempre sobre la fórmula táctica del 1-4-3-3, entendiendo que ese sistema de juego era el que permitía una mejor ocupación del terreno, tanto en defensa como en ataque.
Y ya se sabe que cuando los jugadores están situados sobre el campo de un modo racional, y se establecen las conexiones de pase más adecuadas, se consigue superar a los adversarios, generar espacios y ocuparlos en situación favorable para disfrutar de ocasiones de gol. Y lo mismo sucede en fase de pérdida, porque la figura geométrica del triángulo facilita las coberturas, las permutas y las ayudas con las que se impide al contrario que pueda generar superioridades, crear espacios y, en consecuencia, hacerte daño a golpe de goles. En fase de posesión, este dibujo facilita el control del juego y de los partidos, mediante triangulaciones y paredes simples o compuestas. La llegada de Núñez a la presidencia del club abrió un paréntesis, relativo pero paréntesis a fin de cuentas, en el desarrollo de la filosofía de juego del Barcelona. El método de trabajo que Laureano Ruiz aplicó para el desarrollo del fútbol base del club -dominio de la técnica, juego de posiciones, trabajo diario a base de rondos, etcétera- es imprescindible para entender cómo y por qué el Barcelona ha alcanzado una gran parte de sus éxitos más recientes con la par- ticipación en el juego de un importante número de jugadores formados en su propia cantera.
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