Pero si la defensa contraria interceptaba el balón o la jugada acababa con la pelota en las manos del portero rival, la distancia entre líneas y el hecho de que los jugadores estuvieran regresando de posiciones tan adelantadas, chandal futbol constituiría un problema. Apunten también que alguien puede ganar en diciembre su quinto Balón de Oro. Ya había sido campeón en todas las competiciones de club -Mundial, Champions League, Supercopa de Europa, Liga, chaqueta del tottenham Copa del Rey y Supercopa de España- y ya se había colgado dos medallas de oro con el equipo nacional de su país: en el Mundial sub’19 de 2005 y en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. La eliminación frente a Alemania en los cuartos de final le hizo daño. Unas veces, por besarse el escudo de la camiseta en un 5 0 del Real Madrid al Barcelona, otras por celebrar un gol del Barcelona frente al Real Madrid con una ráfaga interminable de cortes de manga o una más por ser portada de todos los periódicos con la nariz chorreando sangre tras recibir un codazo del italiano Mauro Tassotti en los cuartos de final del Mundial de 1994. Harto de que le recuerden ese mamporro, sigue importándole un pimiento que a su agresor le sancionaran a posteriori.
Ahora le tocaba dirigir a la primera plantilla del FC Barcelona, después de que lo hubieran hecho, consecutivamente y por este mismo orden, Frank Rijkaard, Pep Guardiola, Tito Vilanova y Gerardo Martino. En este sentido, conocer a la perfección los requisitos que se precisan para cumplir con los distintos roles que existen dentro de un mismo equipo -durante su carrera ocupó hasta siete posiciones diferentes sobre el campo- y tener asumidos hasta límites increíbles los conceptos del trabajo, la disciplina, la autodisciplina, el sacrificio o el afán de superación, constituían un valor añadido que convertiría los cursos de entrenador en poco más que un trámite. No pueden ducharse ni cambiarse la ropa durante los siete días. Durante siete días, los participantes deben recorrer el equivalente a seis maratones, cargados con una mochila de más de diez kilos de peso, en la que llevan la comida y la bebida para toda la semana, un hornillo para cocinar, un saco de dormir y una bengala por si se pierden. Con la inercia del trabajo acumulado y sin dejar para nada los entrenamientos, ni siquiera durante las vacaciones de agosto en Ibiza -que esas no las perdonó durante ninguno de esos cuatro años-, Luis Enrique cerró el año 2007 con la participación en otras dos pruebas importantes.
Durante el proceso de entrenamiento, Luis Enrique sufrió un contratiempo que dificultó su preparación y le impidió participar en la segunda edición de la Titan Desert, una prueba de ciclismo de montaña que se desarrolla durante seis días en el desierto de Marruecos. De hecho, hay que nadar 1.500 metros, pedalear durante cuarenta kilómetros y correr diez kilómetros. Mejorar sus capacidades en ese deporte iba a ser una de las prioridades de su preparador personal durante los meses que transcurrieron entre noviembre de 2006 y julio de 2007, una época en la que Lucho disponía de mucho tiempo libre. Los tres primeros objetivos eran participar en la Marathon des Sables, que se disputaría entre el 30 de marzo y el 5 de abril, sobre un recorrido de 245,2 kilómetros, distribuidos en seis etapas por el desierto del sur de Marruecos; repetir experiencia en la Quebrantahuesos, que ese año se programó para el 21 de junio, y bajar de las diez horas en el Ironman de Klagenfurt (Austria), chandal tottenham el 13 de julio. 42 kilómetros y 195 metros de la carrera en un tiempo inferior a las tres horas.
No podía hacerse una extrapolación exacta, porque las distancias eran la mitad de las que debería cubrir el día 1 de julio, pero permitía calcular que el tiempo que necesitaría para realizar la prueba estaría un poco por encima de las diez horas. El Barça le pidió que permaneciera al frente de la plantilla, y el día 26 de abril Tito Vilanova confirmó que seguiría en el puesto: «Me siento con ganas y fuerzas para continuar». Así que dedicó prácticamente todas las mañanas a prepararse con un nivel de autodisciplina y exigencia que sorprendieron incluso a su entrenador. Las palabras que pronunció Michael Robinson para presentar el reportaje no podían ser más elocuentes: «Ahora quiero hablarles de un ganador nato». Hacía falta fichar a un segundo portero, quería que se contrataran no menos de dos defensas -los dos centrales-, era preciso incorporar a un centrocampista y el entrenador quería, mejor dicho, tenía metido entre ceja y ceja un delantero centro. El mejor jugador del mundo reapareció el 8 de enero con dos goles ante el Getafe y el centrocampista catalán celebró su efemérides en el partido de vuelta de esa eliminatoria de Copa.